martes, 1 de marzo de 2011

 Educación.

 Vivimos en un mundo que está a favor de la libertad de expresión. Al menos la gran parte de la población lo está, ya que algunos la consideran el punto de partida para la destrucción de las pocas normas que mantienen a la sociedad estable
 En mi lugar, la veo como un factor que permite que podamos intercambiar ideas y avancemos, impulsando nuevos artistas y pensadores. Ha ayudado a levantar nombres de gran categoría que han traído no solo nuevas ideas, si no que han revolucionado el ambiente en el cual existen, llegando incluso a ayudar en el desarrollo de otras áreas. 
 Sí, porque todo está conectado.
 Un ejemplo claro es Lady Gaga. Esta artista ha generado en la música, sus adyacentes y compañeros una gran revolución, y le ha dado a la gente un nuevo tipo de visión. Basándose en letras pegadizas, que pueden relatar un asunto aleatorio y mostrando significados ocultos en sus videos, se ha transformado en un icono mundial para muchos y, ante eso, ha inspirado a otros. 
 Aun así, cabe aclarar que la mayoría de sus seguidores no comprenden la totalidad de su trabajo, ya que para hacerlo, requiere una gran cuota de conocimientos. 


 Todo esto es bueno hasta ese punto. Hasta aquí la libertad de expresión nos ayuda a ver nuevos elementos y a explorar más allá de nuestros propios pensamientos, a veces hasta nos ayuda a abrirnos a otras formas de pensar y de ser.
 Pero (y sin un pero nadie es feliz), hay personas que usan el derecho a expresarse como si fuera un juguete. Simplemente lo toman como excusa para hacer lo que quieren o dañar a otros incansablemente. No solo usan la libre expresión, si no que sus propios derechos para oponerse a los derechos de los demás. 
 "Los derechos de uno terminan donde empiezan los de los demás". ¿Quién no ha escuchado esto?
 Una gran mayoría. La que tampoco entiende los videos de Germanotta. 

Para poder aplicar algo, es necesario entenderlo primero. Es así que la gran mayoría entiende la libre expresión como "puedo hacer lo que quiera porque estoy amparado por mis derechos". 
 El problema es que existen más derechos, y al lado de estos, obligaciones. 


 ¿Pero cómo van a saber si nadie les enseña?


 Es más, ¿Cómo van a querer saber si se les muestra que no es necesario para vivir?

The pocketer.

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